Único como su arquitectura, goza de una maquinaria metabólica tan exquisita que el más exigente de los ingenieros envidiaría su eficiencia operativa.
En la ciencia como en cualquier disciplina, lo cotidiano goza de un misterio subyacente en que a pulso fino y en tenues trazos se dibuja una belleza sorprendente y oculta a los observadores inmediatos. Algunos tenemos la tarea de desentrañarla y compartirla. Para ello se requiere saber desde dónde mirar.
El punto de referencia es uno de los factores que determina la interpretación de un fenómeno. El valor que se le atribuye, la importancia con que se toma e incluso la belleza que lo matiza. Todo depende de referentes.
Ya versaba el maestro Einstein la importancia interpretativa que tiene el marco de referencia con que se compara un fenómeno cuando la intención es desmenuzarlo, entenderlo: el universo o la belleza del universo…por ejemplo.
Un Punto de partida son los paradigmas, es decir el marco de referencia con que se lee o interpreta el mundo: la ventana desde donde miramos o las gafas que nos hacen claros y visibles los sutiles detalles que consolidan nuestra realidad: ¿relativa?.
Thomas Khun propone incluso una explicación teórica al avance infrenable del progreso científico como un fenómeno dependiente del nacimiento y derrocamiento de paradigmas en flujo constante.[1]
De la misma manera en que los infinitos acontecimientos que nos rodean suman una a una la piezas de este incierto al que llamamos realidad; en subjetividad y subtexto se detallan microuniversos que trascienden a formas únicas, el origen de la vida: uno de ellos.
No el origen en caldos nutritivos y tormentas eléctricas de Oparin, uno más inmediato, más celular, más mamífero; aquel que depende de los espermatozoides. Células que sin duda, en cuestión de segundos tienen la peculiaridad de captar todas las miradas y arrancar un grito de sorpresa de nuestras bocas al ver la energía con que se mueven, es un alboroto comunitario en que ebullen potenciales vidas humanas.
Sin duda una célula tan especial merece ser presentada:
Ejemplo de que la belleza no es un aspecto restricto a objetos artísticos o al objeto del arte per se; es un elemento que permea la existencia humana y la resignifica en forma esencial hasta formar parte de su sentido o ser el sentido mismo.
Todo depende de quién y desde dónde es que observa, la belleza es individual y en nuestro cotidiano es esta una forma de belleza digna de ser compartida, admirada y sobre todo objeto de nuestra curiosidad, personaje de nuestros misterios y acompañante en largas jornadas.
Que el conocerlos les sea tan placentero como a nosotros su profundo estudio.
[1] Kuhn, Thomas S. [1962]. La estructura de las revoluciones científicas. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica.
[2] Las herramientas utilizadas fueron adquiridas bajo la licencia de comercialización. Todos los derechos relacionados a ellos pertenecen al autor.
[3] Las fotografías en el video fueron tomadas de internet y los derechos corresponden a su autor.
[4]Los fragmentos videográficos son autoría de Icathiu Cardoso. Los derechos corresponden a su autor.